Introducción 

Monseñor Georges Chevrot (1879-1958) fue obispo y predicador en la diócesis de París. Su obra: Las Pequeñas virtudes del Hogar, es un concentrado de 14 charlas que el autor preparó para comentarlas en un programa semanal de Radio Luxemburgo y que como el autor dice: “Estas virtudes no causan una ruidosa admiración, pero cuando no aparecen, las mutuas relaciones entre los hombres son tirantes, difíciles, e incluso borrascosas, hasta el punto de terminar a veces, desastrosamente.” 

Humildad

 "La humildad no consiste en esconderse para no hacer nada, sino en no enorgullecerse o admirarse cuando se ha hecho mucho y muy bien. Diré más; si se quiere lograr con éxito una obra, es preciso poner en ella toda la atención, sin buscar los aplausos de los hombres. Si uno quiere expresar sus pensamientos a los demás es menester cuidar únicamente de hablar bien sin pretender escucharse a sí mismo. No es posible ser a la vez espectador y actor; no puede uno asomarse a la ventana para contemplar su propio paso por la calle. El buen artista se entrega enteramente a su obra, se desvanece ante ella...Si se ha concedido a la madre el título de reina del hogar, no es solamente porque se ve obedecida de todos, sino porque continuamente se humilla para ponerse al servicio de los demás. ¿No ha dicho Jesús que el mayor de todos es aquel que sirve a los otros? Y bien, sería injusto que fuera la madre la única en humillarse. Todos deben imitarla y, con eso, contribuir al bienestar de la familia. Los hogares en que rigen estas dos afrentosas máximas: «cada uno por su lado» y «ante todo yo», son hogares desgraciados. Jesucristo ha sustituido el reino del «egoísmo» por el del «amor», que implica olvido de sí mismo."

Cortesía

"Algunas palabras serán suficientes. ¡Qué hogar tan encantador aquel en que todos se esmeran en mostrarse educados y unidos (nuestros abuelos decían corteses)! Ser educado, la palabra lo indica, supone saber endulzar las asperezas de nuestro carácter. Un objeto cualquiera que no haya sido pulido se califica de tosco y este calificativo aplicado a las personas no tiene nada de lisonjero...La cortesía no obliga solamente a los inferiores para con los superiores. «Guardaos, dice el Señor, de despreciar a ninguno de estos pequeñuelos». Jesús quiere que respetemos en toda persona su doble dignidad de ser racional e hijo de Dios. Todo el mundo, sea cual sea su condición, tiene derecho a nuestra consideración."

Paciencia

"Mas, por lo que es en sí la gran virtud de la paciencia, la que nos permite soportar las enfermedades, afrontar los obstáculos, llevar a término un trabajo difícil, observamos generalmente que, por lo mismo, requiere prolongados y costosos esfuerzos. Pero nos dejamos llevar por una simple contrariedad, nos irritamos por cualquier contratiempo, hay una escena por una torpeza; por tanto, es en estos menudos incidentes de la vida ordinaria, donde se debe practicar la paciencia...¿Cuál es, entonces, el verdadero sentido de la paciencia si no puede soportar la maldad? La paciencia nos lleva a soportar el error, la contradicción, las molestias y, de una manera general, todas las contrariedades que pueden provenir de las personas o de las cosas. Ser paciente es conservar el dominio sobre sí mismo. Los seres susceptibles o violentos nunca son dueños de sí mismos."

Economía

"La pequeña virtud de la economía consiste en procurar que nada se pierda y en sacar de cada cosa el mejor partido posible. Sin duda estaréis convencidos de que la economía tiene su papel importante en vuestros hogares y que al presente es de suma actualidad. A esto añado, y es lo que me ha decidido a tratar este asunto, que Nuestro Señor personalmente nos ha predicado la economía en circunstancias que ya conocéis bien, desde la primera multiplicación de los panes... La palabra economía se deriva del griego y se podría traducir literalmente: la ley de la casa, o el orden en la casa. Ya lo sabéis, una casa sólo es alegre cuando en ella reina el orden. Me parece oír la voz de la madre querida, asidua guardiana del hogar, repitiendo la palabra de Jesús: «Recoged todas las sobras». Y el padre enlazando: «Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio». Las ropas minuciosamente cepilladas y dobladas con cuidado duran mucho más. Los objetos bien guardados después de haberlos usado están menos expuestos a romperse. Se emplea menos tiempo en tener las cosas en orden que en buscarlas cuando no se sabe dónde se han guardado.  La economía no debe confundirse con la tacañería. Aquélla, al contrario, permite gastar con medida. Hay quienes se arruinan gastando inútilmente. Se dejan tentar alucinados por el poco precio del objeto."

Gratitud

 "Gracias es la plegaria que de un hogar cristiano sube diariamente hacia Dios para agradecer sus beneficios. ¿Os habéis fijado en el lugar que ocupa este acto de gratitud en nuestras oraciones ordinarias? Decimos por las mañanas: «Dios mío, os doy gracias por todos los beneficios que de Vos he recibido hasta el día de hoy. Gracias a vuestra bondad puedo ver la luz de este nuevo día...». Y por la noche: «¡Qué acciones de gracias os daré, oh Dios mío, por todos los favores que de Vos tengo recibidos... ¿No es propio de un corazón verdaderamente generoso, mostrarse agradecido hacia los demás, aun de lo más insignificante que hayan intentado hacer por él? Los ingratos se reclutan de entre los corazones egoístas, los espíritus mezquinos y mediocres. La pequeña virtud de la gratitud es prueba de un gran corazón. Aun con el torpe o equivocado, desde el momento que tiene buena voluntad, sed agradecidos, cuando menos, por su buena intención."

Buen Humor

"Cuando ayunéis, decía Jesús, no pongáis cara triste, sombría». Ciertamente que Nuestro Señor conocía por experiencia las asperezas de la vida; no podía ignorar que el corazón humano es a veces triturado por la pena. Ante la tumba de su amigo Lázaro, comparte Jesús hasta tal punto el dolor de las hermanas del difunto, que no puede retener sus lágrimas. Mas, hay bastantes dolores inevitables para no entregarse a la desgracia como si fuera un placer. Así, cuando no hay motivo serio para entristecerse, Jesús nos prohíbe el abatimiento. «No os pongáis tristes»...El buen humor brota de una conciencia pura y de un corazón generoso. Falta desarrollarlo con el auxilio de un continuo ejercicio. Acostumbrémonos a mirar el lado bueno de las cosas y los bellos aspectos de las personas. «En un estanque podéis ver, según sea vuestro gusto, o el lodo que yace en el fondo, o la imagen del cielo que está por encima». Esta frase es de Ruskin; su verdad es indiscutible y su aplicación universal. El mal y el bien andan mezclados por todas partes. No se trata de ser tan simples que, desconociendo el mal, nos embarremos por el lodo, sino que empecemos primero por considerar el bien."

Puntualidad

 "¿Cómo dejaría de ser, la puntualidad, una virtud, si su contraria, la inexactitud, es un terrible defecto? Si la comida no está servida cuando todos se hallan reunidos, o es necesario, para sentarse a la mesa, aguardar a uno que se ha retrasado, eso solo es suficiente para que la atmósfera del hogar esté ya cargada... La falta de puntualidad supone una falta de caridad y, a menudo, de justicia hacia nuestro prójimo. El niño que a la hora fijada no está de vuelta a su casa da motivo a su madre para inquietarse, cosa que podría haberle ahorrado. Si no es conveniente hacer aguardar a un superior, es una falta de delicadeza, siempre censurable, hacer aguardar a un inferior. En todo caso, los que tienen que esperarse pierden un tiempo precioso que podrían utilizar mejor."

Esperanza

"Jesús nos traza nuestra regla general de conducta, en una fórmula convertida en proverbio: «No os inquietéis por el día de mañana. Mañana tendrá cuidado de sí mismo. A cada día le basta su trabajo». Ésta es la esperanza según el Evangelio: no se funda sobre la imposible seguridad del día de mañana, sino que nos procura la paz en la incertidumbre de todos los días. Confiemos en el día de hoy sin saber nada de lo que nos reserva el día de mañana. Nuestra seguridad radica en la certidumbre de que Dios nos ama. En Él sólo ciframos nuestra esperanza.... La esperanza cristiana, a la vez que nos obliga a vivir al día nos ahorra las decepciones y los desalientos. Hacer castillos en el aire, como se dice en español, es acostarse a la buena de Dios; y, viceversa, el temor de quedarse sin techo paraliza nuestros esfuerzos. No nos embauquemos con mañanas fantásticos, ni nos inquietemos con los mañanas trágicos; cumplamos tranquilamente con nuestro deber del día presente que ya conocemos y sabremos cumplir perfectamente el de mañana que ignoramos. Bástele al día su trabajo."